La Generación del 98: Buscando el Alma de España
Los escritores del 98 convirtieron la novela en su arma de combate contra la crisis española. Su estilo era completamente diferente al modernista: sencillo, claro y personal, alejándose del realismo anterior.
Miguel de Unamuno revolucionó la narrativa con sus "nivolas" (así las llamaba él), especialmente Niebla y San Manuel bueno mártir, donde exploraba temas existenciales como la fe y el sentido de la vida. Su estilo sobrio y su presencia constante como narrador marcaron una nueva forma de escribir.
Azorín destacó con La voluntad, mientras que Pío Baroja nos dejó obras fundamentales como El árbol de la ciencia y Zalacaín el aventurero. Estos autores preferían relatos cortos, usaban un léxico valorativo y siempre estaban presentes a través del narrador.
Consejo de estudio: Recuerda que mientras el Modernismo buscaba la belleza y la evasión, la Generación del 98 se centraba en criticar y analizar la realidad española.
Algunos de estos autores también escribieron teatro, como Fedra de Unamuno o Lo invisible de Azorín, demostrando su versatilidad creativa. Ambos movimientos convivieron durante las dos primeras décadas del siglo XX, creando una de las épocas más ricas de la literatura española.