Los grandes autores del 98
Miguel de Unamuno centró su obra en cuestiones filosóficas profundas: el conflicto entre razón y fe, la inmortalidad y la existencia de Dios. Sus novelas como Niebla y San Manuel Bueno, mártir se alejan completamente del realismo, centrándose en la subjetividad de los personajes.
Azorín desarrolló una personalidad contemplativa en novelas como La voluntad, donde prevalece lo descriptivo. Pío Baroja reflejó una visión pesimista del mundo con personajes que oscilan entre la abulia y la acción, destacando en El árbol de la ciencia y Zalacaín el aventurero.
Valle-Inclán experimentó una fascinante evolución literaria: desde el modernismo de las Sonatas, pasando por su etapa "mítica" con Comedias bárbaras, hasta crear el esperpento con Luces de bohemia, una estética de deformación grotesca de la realidad.
Para el examen: Recuerda que Valle-Inclán es clave tanto en Modernismo como en el 98, y su concepto del esperpento será fundamental en el teatro posterior.