Crisis, Bizantinos y el Final de una Era
A partir del siglo III d.C., el Imperio Romano entró en crisis total. La escasez de esclavos, el aumento de impuestos y las invasiones germánicas pusieron patas arriba el mundo romano. En Hispania llegaron suevos, vándalos, alanos y visigodos, aunque estos últimos acabarían dominando toda la península.
Tras la caída de Roma (476 d.C.), el emperador bizantino Justiniano intentó reconquistar Occidente. En la península estableció la Hispania Bizantina, una franja costera entre Cartagena y Huelva, pero duró menos de 100 años antes de ser conquistada por los visigodos.
Los visigodos crearon un reino que duró hasta 711 d.C. Sus reyes más importantes, Leovigildo y Recaredo, lograron la unificación territorial, social y religiosa. Recaredo se convirtió al cristianismo en el III Concilio de Toledo (589 d.C.), abandonando el arrianismo y unificando religiosamente el reino.
Sin embargo, la monarquía visigoda tenía un problema grave: era electiva, no hereditaria. Esto creaba constantes luchas internas entre nobles y clero que debilitaron fatalmente el reino, preparando el terreno para la conquista musulmana de 711.
¡Dato clave! El mundo visigodo era ya pre-feudal: los nobles tenían "encomendados" a quienes cedían tierras, un sistema que prefiguraba el feudalismo medieval.