El Sistema Canovista y la Restauración Borbónica
Cánovas del Castillo diseñó un sistema político que devolvió la estabilidad a España tras décadas de pronunciamientos y guerras civiles. El Manifiesto de Sandhurst (1874) y el pronunciamiento de Martínez Campos trajeron de vuelta a los Borbones con Alfonso XII, pero esta vez bajo un modelo completamente diferente.
La Constitución de 1876 estableció una soberanía compartida entre el rey y las Cortes, garantizó los derechos individuales y creó un sistema bicameral. Lo más innovador fue el bipartidismo: conservadores (Cánovas) y liberales (Sagasta) se alternaban pacíficamente en el poder mediante el turno de partidos.
El sistema funcionaba gracias al caciquismo, una red de influencias locales que controlaba las elecciones rurales. Aunque esto limitaba la democracia real, consiguió algo fundamental: acabar con los pronunciamientos militares y dar estabilidad política al país durante más de cuarenta años.
La muerte de Alfonso XII en 1885 puso a prueba el sistema. El Pacto del Pardo entre Cánovas y Sagasta garantizó la sucesión pacífica y la regencia de María Cristina, demostrando que las instituciones funcionaban incluso en momentos de crisis.
Crisis Colonial: Cuba y el Desastre del 98
Las guerras de Cuba marcaron el final definitivo del imperio español y provocaron una profunda crisis nacional. Tras la Paz del Zanjón (1878), que había terminado la Guerra de los Diez Años, el nacionalismo cubano siguió creciendo alimentado por las restricciones económicas españolas.
El Grito de Baire (1895) inició la guerra definitiva bajo el liderazgo de José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. España envió un ejército de 200.000 hombres, pero la guerra de guerrillas y las enfermedades tropicales diezmaron las fuerzas españolas en una guerra que costó fortunas.
La intervención de Estados Unidos cambió completamente el conflicto. La explosión del acorazado Maine en La Habana (1898) sirvió de pretexto para que EEUU declarara la guerra a España. Las batallas de Cavite y Santiago demostraron la superioridad militar estadounidense.
El Tratado de París (1898) supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. España recibió 20 millones de dólares como compensación, pero perdió definitivamente su estatus de potencia colonial. El Desastre del 98 generó una profunda crisis de conciencia nacional que influyó en toda la cultura española posterior.
¡Para recordar! El 98 no solo significó pérdidas territoriales, sino que marcó el nacimiento del regeneracionismo y una profunda reflexión sobre los problemas de España que influiría en pensadores como Unamuno, Machado o Ortega y Gasset.
Transformaciones Sociales y Económicas del Siglo XIX
El siglo XIX transformó radicalmente la sociedad española, aunque con un notable retraso respecto a Europa occidental. La población creció lentamente debido a las altas tasas de mortalidad causadas por epidemias, crisis de subsistencia y malas condiciones sanitarias que afectaban especialmente a las clases populares.
Los movimientos migratorios redistribuyeron la población: el interior se despobló mientras crecían Madrid, Barcelona, el País Vasco y el levante mediterráneo. Las migraciones exteriores se dirigieron principalmente hacia América, especialmente Cuba y Argentina, creando comunidades españolas que enviaban remesas a sus pueblos de origen.
La sociedad estamental desapareció legalmente, pero surgieron nuevas desigualdades sociales. La clase dominante incluía la nobleza, la gran burguesía y los altos cargos del ejército. La clase media estaba formada por empleados públicos, profesionales liberales y pequeños comerciantes. La clase baja la componían campesinos y el incipiente movimiento obrero.
Las ciudades crecieron rápidamente y necesitaron ensanches planificados siguiendo el modelo del barón Haussmann de París. Madrid y Barcelona desarrollaron nuevos barrios burgueses mientras los trabajadores se hacinaban en condiciones precarias, creando los contrastes sociales típicos de la industrialización.
Desamortizaciones e Industrialización
Las desamortizaciones fueron el proceso económico más importante del siglo XIX español. Comenzaron con Godoy y José Bonaparte, pero las más significativas fueron las de Mendizábal (eclesiástica) y Madoz (civil), que pusieron en venta las propiedades de la Iglesia y los municipios.
Aunque el objetivo era crear una clase de pequeños propietarios, en realidad las tierras fueron compradas por burgueses urbanos y nobles, concentrando aún más la propiedad. Los campesinos perdieron el acceso a tierras comunales, agravando los problemas sociales del campo español.
La industrialización española fue tardía y limitada geográficamente. La industria textil catalana, especialmente del algodón en Barcelona, fue la más desarrollada. La siderurgia se concentró en Asturias y el País Vasco, aprovechando los yacimientos de hierro y carbón.
La Ley de Minas permitió la explotación de recursos minerales por capital extranjero, convirtiendo a España en exportadora de materias primas. Los ferrocarriles, regulados por la Ley de 1855, conectaron Madrid con las principales ciudades, aunque la decisión de usar un ancho de vía diferente al europeo aisló a España del resto del continente.
¡Ten en cuenta! El retraso industrial español se debió a la inestabilidad política, la escasez de capitales, las deficiencias del transporte y la competencia de productos extranjeros más baratos.