El Trienio Liberal y la crisis final (1820-1833)
En 1820, el comandante Riego se pronunció en Cabezas de San Juan con tropas que iban a América, proclamando de nuevo la Constitución de 1812. Fernando VII, sin opciones, tuvo que jurar la Constitución y comenzó el Trienio Liberal.
Las nuevas Cortes liberales trabajaron intensamente para desmantelar el Antiguo Régimen: suprimieron los mayorazgos, prohibieron a la Iglesia adquirir bienes y establecieron las bases para la desamortización eclesiástica. Sin embargo, el rey boicoteaba constantemente las reformas usando su derecho de veto.
Los absolutistas reaccionaron organizando guerrillas y creando la Regencia de Urgel. En 1823, las potencias europeas enviaron los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército francés que restauró el absolutismo sin resistencia. Fernando VII volvió a perseguir a los liberales y anuló todas las reformas del Trienio.
El final del reinado estuvo marcado por el problema sucesorio. Al derogar la Ley Sálica para que pudiera reinar su hija Isabel, su hermano Carlos María Isidro reclamó el trono, dando origen al carlismo y preparando el terreno para una futura guerra civil.
Recuerda: El acceso de Isabel II al trono solo fue posible gracias al apoyo de los liberales, lo que cambiaría para siempre el equilibrio político español.