La Década Moderada y el Bienio Progresista
Narváez inició en 1844 la Década Moderada, caracterizada por la restricción de libertades y el fortalecimiento del poder real. Se suprimió la Milicia Nacional, se creó la Guardia Civil, y se limitó drásticamente la libertad de prensa e imprenta.
La Constitución de 1845 sustituyó la soberanía nacional por la "soberanía compartida" entre el rey y las Cortes, amplió los poderes de la Corona, declaró la confesionalidad católica, y estableció un sufragio aún más restrictivo. El Concordato con la Santa Sede consolidó el poder de la Iglesia.
Las reformas administrativas centralizaron España: eliminación de fueros, nuevo Código Civil y Penal, división provincial de Javier de Burgos, y centralización de la Instrucción Pública. Sin embargo, la Hacienda siguió siendo deficitaria y la corrupción se extendió por toda la administración.
El Bienio Progresista (1854-1856) llegó tras la revolución de O'Donnell en Vicálvaro. Los progresistas retomaron la desamortización (ahora de Madoz, incluyendo bienes municipales), promulgaron leyes de ferrocarriles y bancarias, y crearon el Banco de España. También aparecieron nuevos grupos políticos: demócratas y republicanos.
💡 Balance contradictorio: Aunque hubo avances económicos importantes (ferrocarriles, industria), la inestabilidad política y social se agravó, preparando el terreno para la crisis final del reinado de Isabel II.