La herencia de Carlos I
En 1500, nació en Gante Carlos I de Habsburgo, hijo de Felipe el Hermoso y Juana I la Loca. Este linaje le aseguró una extensa herencia territorial que le convertiría en el monarca más poderoso de Europa, coronado como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V en 1519.
De su madre, Juana I de Castilla, recibió el reino de Castilla con sus extensiones en Granada, Navarra y Canarias, además de las valiosas posesiones en América y plazas en el norte de África. Por parte de su padre, Felipe de Borgoña, heredó los Países Bajos españoles, el Franco Condado y el Charolais en Francia.
De su abuelo materno, Fernando II el Católico, adquirió los reinos mediterráneos de Aragón, Nápoles, Cerdeña y Sicilia. Y gracias a su abuelo paterno, Maximiliano I de Austria, heredó los dominios patrimoniales de los Habsburgo, incluyendo el archiducado de Austria y los derechos sobre territorios del norte de Italia.
Este vasto imperio, donde "nunca se ponía el sol", representó tanto una oportunidad como un desafío para Carlos V, quien tendría que enfrentarse a múltiples conflictos en diferentes frentes para mantener unida tan diversa herencia.