La Ilustración Española: Modernización Controlada
"Todo para el pueblo, pero sin el pueblo" - esta frase resume perfectamente el despotismo ilustrado que caracterizó a la España del siglo XVIII. Los monarcas querían modernizar el país aplicando ideas ilustradas, especialmente en economía, pero sin tocar para nada el poder absoluto.
El gran problema de España era la agricultura. ¿Por qué no funcionaba? Las tierras estaban amortizadas - es decir, pertenecían a la Iglesia, ayuntamientos o nobles y no se podían vender ni comprar. Esto creaba una escasez artificial de tierras cultivables y arrendamientos carísimos. Jovellanos propuso el Expediente de Ley Agraria, un estudio completo para reformar el sector, pero los grupos privilegiados se opusieron rotundamente.
En cuanto al comercio, los ilustrados eliminaron las aduanas interiores y aprobaron la libre circulación de granos. América se convirtió en el socio comercial perfecto: nos daba materias primas y compraba nuestros productos manufacturados. También surgieron las Sociedades Económicas de Amigos del País, grupos de intelectuales que querían difundir las ideas ilustradas por toda España.
El pensamiento económico evolucionó desde el mercantilismo (control estatal y acumulación de oro y plata) hacia la fisiocracia (la agricultura como fuente de riqueza) y finalmente al liberalismo económico de Adam Smith, que defendía la libre empresa y la no intervención del Estado.
Curiosidad: El Motín de Esquilache estalló por el descontento popular ante las reformas, la prohibición de ciertos ropajes y el nombramiento de extranjeros en cargos importantes. ¡Los jesuitas fueron expulsados por ser considerados los instigadores!