Prehistoria y Primeros Habitantes
Imagínate vivir en cuevas y cazar mamuts para sobrevivir. Eso era exactamente lo que hacían nuestros antepasados en el Paleolítico 1.200.000−5.000a.C.. Durante esta época, el Homo Antecessor en Atapuerca y más tarde el Homo Sapiens desarrollaron herramientas cada vez más sofisticadas.
El gran cambio llegó con el Neolítico 5.000−2.500a.C., cuando la gente se cansó de perseguir animales y decidió inventar la agricultura y la ganadería. Esto provocó la sedentarización: por primera vez, las personas se establecieron en un lugar fijo y construyeron poblados estables.
Las famosas pinturas de Altamira y otras cuevas cantábricas nos muestran el increíble arte rupestre de la época. Entre tanto, culturas como Los Millares y El Argar en Almería empezaron a trabajar los metales.
¡Dato curioso! Las pinturas de Altamira fueron tan perfectas que cuando se descubrieron, muchos expertos pensaron que eran falsas.
Pueblos Prerromanos y Colonizaciones
Antes de que Roma pusiera sus ojos en la península, aquí ya había un montón de pueblos diferentes con sus propias costumbres. Los iberos dominaban el sur y el levante con una sociedad organizada y rica, mientras que los celtas y celtíberos controlaban el centro y norte con estructuras más simples.
El misterioso reino de Tartesos (desde Huelva hasta Cartagena) fue tan rico en metales que atrajo a comerciantes de todo el Mediterráneo. Los fenicios fundaron ciudades como Cádiz, los griegos establecieron colonias como Ampurias, y los cartagineses acabaron controlando gran parte del comercio.
Estas colonizaciones no fueron solo intercambios comerciales: trajeron nuevas tecnologías, culturas y conocimientos que transformaron para siempre la vida en la península.
La Hispania Romana
Roma no conquistó la península de un día para otro. Le llevó tres siglos (del III a.C. al I a.C.) dominar completamente el territorio, enfrentándose a la feroz resistencia de celtíberos y lusitanos.
Una vez establecido su control, comenzó el proceso de romanización: construcción de calzadas, fundación de ciudades como Barcelona y Sevilla, y la imposición del latín y el derecho romano. La sociedad se organizó de forma jerárquica, con aristócratas en la cúspide y esclavos en la base.
El legado romano fue impresionante: nos dieron el latín (origen de nuestro castellano), el derecho que aún usamos, y grandes intelectuales como Séneca y Quintiliano que influyeron en todo el mundo occidental.
Para recordar: Sin la romanización no existirían ni el castellano, ni el catalán, ni el gallego: todos derivan del latín.
La Monarquía Visigoda
Cuando Roma cayó en el siglo V, los visigodos se hicieron con el control de la península. Aunque eran una minoría frente a la población hispanorromana, lograron crear un reino que duró dos siglos.
Los grandes logros visigodos fueron tres unificaciones clave: Leovigildo unificó el territorio conquistando a suevos y bizantinos, Recaredo unificó la religión adoptando el catolicismo, y Recesvinto unificó las leyes con el Fuero Juzgo.
Los Concilios de Toledo se convirtieron en la institución de gobierno más importante del reino. Sin embargo, las constantes luchas entre nobles debilitaron el reino hasta que en 711, Don Rodrigo fue derrotado en Guadalete, abriendo las puertas a la invasión musulmana.