Oposición al Trienio y intervención extranjera
El programa liberal despertó una amplia oposición de la monarquía, absolutistas, nobleza tradicional e iglesia. Todos se vieron perjudicados por la supresión del diezmo, la pérdida de privilegios y la venta de bienes eclesiásticos.
El triunfo del liberalismo en España contagió otros territorios como Nápoles, Portugal y el Piamonte, lo que alarmó a las potencias de la Santa Alianza. Fernando VII pidió ayuda militar extranjera para restaurar el orden tradicional.
Un ejército francés bajo el mando del Duque de Angulema invadió España en 1823 con el objetivo de reestablecer el absolutismo. Esta intervención marcó el final del experimento liberal y el inicio de una nueva etapa represiva.
Las reformas en el campo también generaron descontento entre los campesinos, ya que no consiguieron el acceso real a la tierra ni una rebaja significativa de impuestos, manteniendo su precaria situación económica.