El Reino Visigodo: De la Invasión Bárbara al Primer Estado Peninsular
En el siglo V, la Península Ibérica vivió una transformación radical cuando varios pueblos bárbaros del norte de Europa invadieron el territorio romano. Los suevos se instalaron en Galicia, los vándalos en Andalucía, y los alanos ocuparon Portugal y Cartago Nova.
Los visigodos, un pueblo germánico muy romanizado, inicialmente se establecieron en el sur de Francia. Sin embargo, tras ser derrotados por los francos en la batalla de Vouillé (507 d.C.), abandonaron su capital en Toulouse y se trasladaron a la península, fundando el reino visigodo de Toledo en 554 d.C.
Este reino logró tres unificaciones cruciales que debes recordar: territorial (Leovigildo derrotó a suevos y vascones), religiosa (Recaredo estableció el catolicismo en el III Concilio de Toledo en 589), y legislativa (Recesvinto creó el Fuero Juzgo, fusionando leyes romanas y visigodas). Estas unificaciones crearon el primer estado peninsular verdaderamente independiente.
La sociedad experimentó un proceso de ruralización: las ciudades decayeron, el comercio se redujo y la circulación monetaria prácticamente desapareció. La economía se basó principalmente en agricultura y ganadería.
¡Dato curioso! La monarquía visigoda era electiva, no hereditaria. Los reyes debían ser elegidos por nobles y eclesiásticos, lo que generaba constante inestabilidad política.
Las instituciones políticas más importantes fueron el Officium Palatinum (consejeros de confianza del rey), el Aula Regia (asamblea consultiva de magnates), y los Concilios de Toledo, que tras la conversión al catolicismo adquirieron gran poder político para elegir reyes y establecer normas.
La Iglesia católica ganó enorme influencia política, aliándose con la nobleza para limitar el poder real. Esta alianza, junto con el sistema de pagar cargos con tierras públicas, concentró la propiedad en manos de la élite. Los esclavos fueron gradualmente sustituidos por siervos, campesinos atados a la tierra y a su señor.
Culturalmente, destacó San Isidoro de Sevilla con sus "Etimologías", considerada la primera enciclopedia cristiana que preservó el legado cultural romano. A partir del siglo VII, el reino entró en crisis por la incapacidad monárquica para recaudar tributos y mantener la autoridad.