El Terror y el Final de la Revolución
Robespierre se convirtió en el líder de los jacobinos e instauró una auténtica dictadura. Su famosa frase "Para que la revolución pueda vivir, hay que matar al rey" resume perfectamente su filosofía: cualquier sospechoso de no apoyar la República era condenado a muerte sin pruebas a través del Comité de Salud Pública.
Durante esta época del Terror, tanto Luis XVI como María Antonieta fueron ejecutados por traición. El caso de Jean-Paul Marat, escritor radical del periódico "El amigo del pueblo", es especialmente famoso: Charlotte Corday, una republicana moderada girondina, lo asesinó en su bañera pensando que él y los jacobinos corrompían el alma de la revolución.
El Terror terminó cuando la burguesía conservadora, atemorizada por tanta radicalización, dio el golpe de Termidor en 1794 y ejecutó al propio Robespierre. Surgió entonces el Directorio, pero la inestabilidad política, el desorden administrativo y las crisis económicas crearon el caldo de cultivo perfecto para que apareciera una figura fuerte.
Napoleón Bonaparte aprovechó esta situación y el 9 de noviembre de 1799 dio un golpe de estado que puso fin tanto al Directorio como a la Revolución Francesa, instaurando un gobierno fuerte que cambiaría Europa para siempre.
Curiosidad histórica: Marat escribía sus listas de guillotinados mientras se bañaba porque sufría una enfermedad de la piel que le provocaba picores constantes. ¡La historia a veces es más extraña que la ficción!