El Imperio Napoleónico y la Expansión de las Ideas Revolucionarias
En 1804, Napoleón se proclamó emperador, pero siguió gobernando con ideas revolucionarias. Creó el Código Civil (conjunto de leyes basadas en principios ilustrados), fundó el Banco de Francia y firmó un concordato con el Papa.
Su política expansionista llevó las ideas revolucionarias por toda Europa a través de las conquistas. Ganó batallas épicas como Austerlitz contra Austria y Rusia, aunque perdió el control del mar frente a Inglaterra en Trafalgar.
Para arruinar económicamente a los británicos, Napoleón estableció el bloqueo continental, prohibiendo el comercio entre Europa e Inglaterra. Cuando Portugal se negó a cumplirlo, Napoleón lo invadió y aprovechó para ocupar España, provocando nuestra Guerra de la Independencia en 1808.
El imperio napoleónico acabó cayendo en la batalla de Waterloo, pero ya había transformado Europa para siempre: eliminó el feudalismo, extendió ideas de igualdad y libertad, y despertó los nacionalismos en los países ocupados. El absolutismo había recibido un golpe mortal del que nunca se recuperaría completamente.
Legado duradero: Aunque Napoleón fue derrotado, las ideas revolucionarias ya habían echado raíces en toda Europa, inspirando futuras revoluciones liberales y movimientos nacionalistas durante todo el siglo XIX.