El nacimiento de la sociedad de clases
La Revolución Industrial creó una sociedad completamente nueva basada en el dinero, no en el linaje. La burguesía se convirtió en la clase dominante, mientras que nació una nueva clase trabajadora: el proletariado.
La burguesía se dividía en dos: la gran burguesía (dueños de fábricas, bancos y minas) que vivía en lujosos barrios residenciales, y la pequeña burguesía o clase media (pequeños comerciantes, funcionarios, médicos, abogados) que formaba el centro de las ciudades.
El proletariado lo formaban campesinos emigrados a las ciudades y antiguos artesanos arruinados por la mecanización. Sus condiciones eran durísimas: jornadas de 14-16 horas, salarios bajísimos, temperaturas extremas, ruido constante de las máquinas y una disciplina laboral férrea.
Lo más impactante es que entre el 30-75% de los trabajadores eran mujeres y niños, que trabajaban desde muy pequeños sin ningún tipo de protección social. No existían seguros de accidentes, enfermedades, despido o jubilación.
Los obreros vivían hacinados en barrios insalubres cerca de las fábricas y puertos, mientras que la burguesía se alejaba hacia zonas residenciales con mejores infraestructuras.
¿Sabías que...? Los niños trabajaban en las fábricas desde los 6 años, especialmente en la industria textil, porque sus manos pequeñas podían manejar mejor ciertos mecanismos.