Los tratados de paz y sus consecuencias
En enero de 1919 se celebró la Conferencia de París para decidir las condiciones de paz. Las cuatro potencias vencedoras (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia) tenían visiones muy diferentes sobre cómo tratar a los perdedores.
El presidente estadounidense Thomas Wilson propuso sus famosos 14 puntos, que buscaban una paz justa y sin venganza hacia Alemania. Sin embargo, Francia quería que Alemania pagara caro por los daños causados.
El resultado fue el durísimo Tratado de Versalles (1919), que declaraba a Alemania única culpable del conflicto. Las condiciones fueron humillantes: pago de enormes reparaciones de guerra, desarme total, pérdida de territorios y renuncia a sus colonias. Los alemanes lo llamaron diktat (imposición) y esto alimentó el resentimiento que más tarde aprovecharían los nazis.
Se firmaron otros tratados con los países derrotados: Saint-Germain con Austria, Trianon con Hungría, Neuilly con Bulgaria y Sévres con Turquía.
Para mantener la paz, se creó la Sociedad de Naciones (SDN) en 1919, la primera organización internacional para garantizar la cooperación entre países. Sin embargo, no tuvo medios ni autoridad real para imponer sus decisiones.
Los problemas pendientes eran evidentes: aunque muchos esperaban que Europa se convirtiera en un continente democrático y pacífico, la realidad fue muy diferente. Muchos países cayeron bajo dictaduras y, apenas veinte años después, estallaría una nueva guerra mundial aún más destructiva.
Reflexión: Los tratados de paz fueron tan duros que, en lugar de asegurar la paz, sembraron las semillas de futuros conflictos.