El Declive Bizantino y la Expansión Islámica
Tras la muerte de Justiniano, el Imperio Bizantino comenzó su lento declive perdiendo territorios constantemente. Los lombardos les quitaron el norte y centro de Italia, los visigodos conquistaron el sur de España, y los musulmanes se apoderaron de Egipto, el norte de África, Palestina y Siria.
El golpe final llegó en 1453 cuando los turcos otomanos, liderados por el sultán Mehmet II, conquistaron Constantinopla. Así terminó para siempre uno de los imperios más duraderos de la historia.
Mientras tanto, la península arábiga se había transformado completamente. De ser un conjunto de tribus nómadas desorganizadas, pasó a ser el centro de una nueva civilización. Las ciudades de La Meca y Medina se convirtieron en centros religiosos y comerciales fundamentales.
La vida de Mahoma marcó un antes y un después: nació en 570, se casó en 595, tuvo la revelación en 610, huyó a Medina en 622, conquistó La Meca en 630 y murió en 632, dejando las bases de una religión que se expandiría por todo el mundo.
¡Reflexiona! El encuentro entre el mundo bizantino cristiano y el mundo islámico cambió para siempre la historia de Europa, Asia y África.