El Imperio Bizantino De la caída de Roma a Justiniano
¿Sabías que cuando el Imperio Romano de Occidente cayó en el 476, otra parte siguió existiendo durante casi mil años más? El Imperio Romano de Oriente se transformó en el Imperio Bizantino, con su capital en Constantinopla (la actual Estambul), estratégicamente situada en el estrecho del Bósforo.
El momento de mayor esplendor llegó con el emperador Justiniano y su esposa Teodora, que gobernaron juntos entre los años 527-565 en el siglo VI. Justiniano tenía un sueño ambicioso reconstruir la unidad del antiguo Imperio Romano. Para conseguirlo, lanzó campañas militares que expulsaron a los ostrogodos del norte de Italia, a los vándalos del norte de África, y a los visigodos del sur de Hispania.
¡Dato curioso! Teodora, que había sido actriz de circo, se convirtió en una de las emperatrices más poderosas de la historia, compartiendo realmente el poder con Justiniano.
Esta época marcó la edad de oro cultural de Bizancio. El imperio experimentó un notable desarrollo económico, se afianzó el comercio por el Mediterráneo y se acuñaron monedas de oro. Además, se construyeron obras monumentales como Santa Sofía de Constantinopla, se realizó un gran trabajo de recopilación de las leyes romanas, y floreció la filosofía.