Monarquía Absoluta y los Borbones en España
En el siglo XVIII, la mayoría de países europeos estaban gobernados por monarquías absolutas, donde el rey concentraba todos los poderes sin control alguno. Sin embargo, algunos monarcas adoptaron el despotismo ilustrado: "todo para el pueblo, pero sin el pueblo", introduciendo reformas pero manteniendo su poder absoluto.
En España llegó una nueva dinastía tras la muerte de Carlos II sin herederos. La Guerra de Sucesión (1701-1713) enfrentó a Felipe V (Borbón) contra Carlos de Habsburgo, provocando incluso una guerra civil. El conflicto terminó con el Tratado de Utrecht (1713), que reconoció a Felipe V como rey de España.
Este tratado tuvo consecuencias importantes: España perdió territorios europeos como los Países Bajos, Milán y Nápoles (que pasaron a Austria), mientras que Gibraltar y Menorca fueron cedidas a Inglaterra. Además, Gran Bretaña obtuvo ventajas comerciales como el monopolio del comercio de esclavos en América.
Carlos III (1759-1788) fue el máximo representante del despotismo ilustrado en España, impulsando reformas modernizadoras sin alterar las estructuras sociales del país.
💡 Curiosidad: Gibraltar sigue siendo británica hoy en día, y su cesión en Utrecht continúa siendo un punto de tensión entre España y Reino Unido.