Sócrates: la búsqueda de la verdad universal
Sócrates compartió época y preocupaciones con los sofistas, pero llegó a conclusiones opuestas. Mientras los sofistas defendían el relativismo, Sócrates creía en verdades universales y objetivas accesibles a la razón humana.
Para Sócrates, el Logos (razón universal) regulaba el mundo y podía ser conocido por la razón humana. La verdad no era lo más útil o conveniente, sino algo universal, objetivo e independiente de circunstancias individuales.
Su gran aportación fue el intelectualismo moral: la idea de que sólo sabiendo lo que es la justicia se puede ser justo. Para él no existe maldad consciente, sino ignorancia. Quien obra mal lo hace porque no sabe qué está bien, no porque elija conscientemente el mal.
Sócrates desarrolló la mayeútica (arte de dar a luz ideas) como método para alcanzar el conocimiento. Este método tenía tres pasos: primero la ironía (hacer ver al interlocutor su ignorancia), luego el diálogo constructivo para examinar casos particulares, y finalmente la definición de conceptos universales.
A diferencia de los sofistas, Sócrates no cobraba por enseñar porque entendía que el conocimiento no se transmite, sino que cada persona lo descubre en su interior con la ayuda adecuada.
Clave para el examen: La gran diferencia es que los sofistas enseñaban técnicas para el éxito, mientras Sócrates buscaba la verdad moral para mejorar el alma humana.