El pensamiento de Platón se desarrolló en un momento crucial de la historia griega, marcado por profundas transformaciones sociales y políticas. En este contexto histórico-cultural y filosófico, Atenas experimentaba cambios significativos tras la Guerra del Peloponeso, lo que influyó directamente en su filosofía. Los sofistas, figuras prominentes de la época, ejercían una notable influencia en la educación ateniense, enseñando retórica y argumentación a cambio de dinero. Platón contra los sofistas desarrolló una crítica fundamental, argumentando que estos maestros itinerantes priorizaban el relativismo y la persuasión sobre la búsqueda de la verdad absoluta.
Una de las obras más influyentes de Platón es el mito de la caverna, una alegoría que explica su teoría del conocimiento y la realidad. En este relato, explicado para niños y adultos a lo largo de generaciones, los prisioneros encadenados representan la humanidad atrapada en la ignorancia, mientras que el proceso de liberación simboliza el camino hacia el verdadero conocimiento. El contexto filosófico de Platón se caracteriza por su búsqueda de la verdad absoluta y su teoría de las Ideas, donde sostiene que existe un mundo de formas perfectas más allá del mundo sensible que percibimos.
El legado de Platón y su crítica a los sofistas, quienes fueron los primeros profesores profesionales de Grecia, sigue siendo relevante en la actualidad. Su teoría de los sofistas contrastaba fuertemente con su visión de la educación como búsqueda de la verdad y el bien. El contexto filosófico cultural en el que desarrolló su pensamiento estaba marcado por la tensión entre el relativismo sofista y la búsqueda platónica de verdades universales. Este conflicto fundamental se refleja claramente en el mito de la caverna completo, donde la ascensión hacia la luz representa el arduo camino hacia el conocimiento verdadero, más allá de las meras apariencias y opiniones.