Las Virtudes y la Justicia en la Literatura del Barroco
La literatura castellana del período barroco refleja una profunda conexión entre la justicia y las virtudes teológicas, especialmente en relación con la figura del monarca. El concepto de justicia en esta época estaba íntimamente ligado a las cualidades morales que debía poseer un gobernante, estableciendo un marco ético complejo que determinaba el ejercicio del poder.
Definición: La virtud se entendía como el esfuerzo constante y habitual para alcanzar la excelencia personal, manifestándose tanto en el ámbito moral como en el intelectual.
Las virtudes cardinales constituían el pilar fundamental del comportamiento ideal del monarca. La prudencia, considerada tanto virtud intelectual como moral, se manifestaba en tres acciones principales: aconsejar, juzgar y mandar. La justicia, igualmente importante, se establecía como una virtud esencialmente social, orientada a garantizar los derechos de cada individuo según su posición en la sociedad.
Destacado: Los monarcas, a pesar de su poder terrenal, debían responder ante Dios con mayor rigor que sus súbditos, pues su comportamiento servía como modelo para todo el reino.
La fortaleza y la templanza completaban el cuadro de las virtudes cardinales. La fortaleza permitía enfrentar los riesgos y moderar los impulsos temerarios, mientras que la templanza regulaba los apetitos y pasiones. Esta última se manifestaba a través de cualidades específicas como la abstinencia, la sobriedad, la castidad y el pudor.