La Generación del 98: España como Obsesión
El año 1898 lo cambió todo: España pierde sus últimas colonias y un grupo de escritores decide que ya basta. Nacen los noventayochistas: Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Unamuno, Antonio Machado y Valle-Inclán. Estos tipos no van a quedarse de brazos cruzados viendo cómo se hunde el país.
Sus dos grandes obsesiones son España y las preocupaciones existenciales. Al principio quieren transformar España y europeizarla, pero luego cambian de opinión: mejor españolizar Europa ("¡Que inventen ellos!", dice Unamuno). Encuentran la esencia española en Castilla (ese paisaje austero que refleja el alma nacional) y en la intrahistoria: la vida cotidiana de gente normal que hace la verdadera historia.
Reivindican a los clásicos: Berceo, Manrique, Cervantes... Y personajes como el Cid, don Quijote, don Juan. Pero también los atormenta la filosofía extranjera: Nietzsche, Schopenhauer... Se preguntan constantemente por el sentido de la vida, la muerte, Dios, la inmortalidad.
A diferencia de los modernistas, les importa más la verdad y las ideas que la belleza formal. Huyen del retoricismo y buscan sobriedad: léxico sencillo, sintaxis coordinada, párrafos breves.
Contraste importante: Mientras los modernistas buscan "arte por el arte", los del 98 priorizan el contenido sobre la forma, aunque sin descuidar el estilo.