La narrativa del Novecentismo y la Generación del 27
Los escritores novecentistas o del 14 presentan un perfil más universitario e intelectual. Su estilo se caracteriza por el lirismo, la ironía y un lenguaje depurado y formal. Estos autores buscaron distanciarse tanto del sentimentalismo del 98 como de las vanguardias más radicales.
Gabriel Miró cultivó una prosa de gran belleza formal centrada en las sensaciones humanas, como se aprecia en "Nuestro Padre San Daniel". Por su parte, Ramón Pérez de Ayala desarrolló un estilo denso y reflexivo en obras como "Tinieblas en las cumbres". Ramón Gómez de la Serna destacó por su carácter excéntrico y la creación de las "greguerías", breves frases metafóricas que lo convirtieron en precursor de las vanguardias españolas.
La novela en torno a 1927 se vio profundamente marcada por el estallido de la Guerra Civil. Muchos de estos autores tuvieron que escribir desde el exilio, como Rosa Chacel, con un estilo influido por la filosofía orteguiana, o Francisco Ayala, Ramón Sender y Max Aub, que abordaron temas como la guerra, los campos de concentración y el exilio.
💡 La Guerra Civil supuso un punto de inflexión para estos escritores, que se debatieron entre mantener la experimentación vanguardista o volver a un realismo más directo para testimoniar la tragedia española.
Las novelas vanguardistas de esta época experimentaron con recursos gráficos y nuevas estructuras narrativas, alejándose del realismo tradicional. Obras como "Amar se escribe sin hache" muestran esta innovación formal, mientras que otras como "Campo cerrado" o "Campo de sangre" abordan la realidad de la guerra desde una perspectiva más testimonial.