La Épica: El Cantar o Poema de Mío Cid
¿Te imaginas historias de héroes contadas con música en las plazas medievales? Los poemas épicos o cantares de gesta eran exactamente eso: relatos cantados sobre las hazañas de grandes héroes que emocionaban a todo tipo de público.
El Cantar de Mío Cid es nuestro cantar de gesta más famoso, escrito hacia 1140 por autores anónimos (probablemente dos juglares diferentes). Solo conservamos una copia del siglo XIV hecha por Per Abbat, ya que el original se perdió.
La obra tiene 3730 versos organizados en tiradas de diferente longitud con rima asonante. Cada verso se divide en dos partes (hemistiquios) separadas por una pausa llamada cesura.
El Cantar del Destierro nos presenta a Rodrigo Díaz de Vivar, injustamente acusado por nobles leoneses de robar dinero al rey Alfonso VI. Desterrado de sus tierras, el Cid debe abandonar a su familia y luchar contra los moros, enviando siempre parte del botín al rey para conseguir su perdón.
¡Ojo! Este cantar no solo cuenta una historia de aventuras, sino que también muestra el conflicto entre Castilla y León a través de sus personajes.
El Cantar de las Bodas celebra la conquista de Valencia por el Cid y su reconciliación con el rey Alfonso. Como premio, el rey organiza las bodas de las hijas del héroe (Doña Elvira y Doña Sol) con los Infantes de Carrión, aunque estos demuestran ser unos cobardes.
El Cantar de la Afrenta de Corpes es el más dramático: los Infantes, humillados por las burlas de los soldados del Cid, se vengan brutalmente golpeando y abandonando a sus esposas en el robledal de Corpes. El final es esperanzador: tras un duelo judicial, las hijas del Cid se casan con los futuros reyes de Navarra y Aragón.