Nuevas Formas de Producción
La Segunda Revolución Industrial no solo trajo nuevas energías, sino formas completamente diferentes de trabajar y producir. La competencia se intensificó y surgieron nuevas estrategias empresariales que definieron el capitalismo moderno.
En los sectores, el químico experimentó un gran desarrollo, mientras que la siderurgia se perfeccionó gracias a la electrometalurgia, que permitió crear nuevos materiales como el aluminio y el acero inoxidable. La innovación se convirtió en la clave del éxito económico.
Para competir mejor, las empresas desarrollaron nuevas formas de organización: el Trust (fusión de empresas), el Cartel (acuerdo de precios entre empresas del mismo sector) y el Holding (sociedad financiera que controla varias empresas). Estas fórmulas permitían concentrar capital y reducir la competencia.
El trabajo también cambió radicalmente. Henry Ford introdujo el Fordismo: trabajo en cadena, líneas de producción y fabricación en masa que revolucionó la industria del automóvil. El Taylorismo complementó esta revolución optimizando cada movimiento del trabajador para maximizar la eficiencia.
Estos cambios no eran solo técnicos: transformaron la vida de millones de trabajadores y sentaron las bases de la sociedad de consumo que conocemos hoy.
Conexión actual: Las técnicas de Ford y Taylor siguen influyendo en cómo organizamos el trabajo, desde las fábricas hasta las cadenas de fast food.