La organización política: hacia el Estado moderno
Los Reyes Católicos revolucionaron el gobierno creando las bases del Estado moderno. Su objetivo era claro: centralizar el poder, debilitar a la nobleza rebelde y fortalecer a la burguesía urbana, que dependía más de ellos.
El sistema se estructuraba en tres niveles clave. Los Consejos asesoraban al monarca: el de Castilla, el de Aragón, el de la Inquisición y el de las Órdenes Militares. Las Cortes seguían existiendo en cada reino pero con poder muy limitado, solo para aprobar impuestos bajo supervisión real.
Los virreyes actuaban como representantes directos del monarca en territorios lejanos como Aragón, Navarra, Cataluña, Valencia, Nápoles y Sicilia. Era como tener un "mini-rey" que respondía directamente a Isabel y Fernando.
En Castilla, los corregidores fueron clave para controlar los municipios. Estos funcionarios reales presidían los ayuntamientos y se aseguraban de que las órdenes del rey se cumplieran en cada pueblo y ciudad.
Estrategia inteligente: Los Reyes Católicos promovieron a la burguesía porque, al no tener privilegios feudales como la nobleza, dependían totalmente de la monarquía.