La restauración borbónica en España siglo XIX marcó un período crucial de estabilidad política después de años de conflicto y revolución. Este sistema político, establecido tras el pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874, restauró la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII y se extendió hasta 1931.
Los principios doctrinales del régimen de la Restauración se fundamentaron en varios pilares esenciales: la constitución de 1876, el bipartidismo político entre conservadores y liberales, y el caciquismo como sistema de control electoral. El sistema ideado por Cánovas del Castillo buscaba la alternancia pacífica en el poder mediante el "turno pacífico" entre los dos grandes partidos dinásticos. Esta estructura política se apoyaba en una red de caciques locales que manipulaban los resultados electorales para garantizar la alternancia deseada por la Corona.
El Proceso histórico de la Restauración en España se caracterizó por diferentes etapas. La primera, bajo el reinado de Alfonso XII (1875-1885), se centró en la consolidación del sistema y la pacificación del país, logrando terminar con la Tercera Guerra Carlista y la Guerra de Cuba. Durante la regencia de María Cristina (1885-1902) y el posterior reinado de Alfonso XIII, el sistema enfrentó crecientes desafíos como el surgimiento de movimientos obreros, los nacionalismos periféricos y el desastre de 1898. El régimen de la Restauración logró mantener una estabilidad institucional sin precedentes en la España del siglo XIX, aunque a costa de excluir a amplios sectores sociales y políticos del sistema, lo que eventualmente contribuiría a su crisis y posterior caída en 1931 con la proclamación de la Segunda República.