El Imperialismo en Asia
Asia también sufrió la expansión imperialista europea, aunque de forma diferente a África. Aquí existían civilizaciones milenarias y estados organizados que ofrecieron mayor resistencia.
Reino Unido construyó su "joya de la corona" en India. Tras el motín de 1857, asumió el control directo creando el Raj británico, que incluía los actuales India, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka. También controlaba Hong Kong, Singapur y Birmania.
Rusia se expandió hacia el este, ocupando Siberia hasta el Pacífico. Su rivalidad con Reino Unido por el control de Asia Central llevó al "Gran Juego", manteniendo Afganistán y Persia como "estados tapón".
Francia se centró en Indochina, expandiendo su dominio desde Vietnam hacia Camboya y Laos. Holanda ocupó gradualmente las islas de la actual Indonesia, mientras que Alemania llegó tarde pero logró controlar algunas islas del Pacífico.
China sufrió un destino especial: sin ser completamente colonizada, fue dividida en "esferas de influencia" tras las Guerras del Opio. Las potencias europeas, junto con Estados Unidos y Japón, controlaban sus puertos más importantes.
Japón fue la gran excepción asiática. Tras la llegada forzosa del comodoro Perry (1853), el país se modernizó rápidamente y se convirtió en potencia imperialista, derrotando a China (1894-1895) y a Rusia (1904-1905).
¡Sorprendente! Japón pasó de ser un país feudal cerrado al mundo a convertirse en una potencia imperialista moderna en solo 50 años.