Del Emirato al Califato: la época dorada
La cosa se puso interesante cuando llegó Abderramán I en el 756. Era el último superviviente de la dinastía Omeya y se proclamó emir, haciendo que Al-Andalus fuera políticamente independiente aunque siguiera dependiendo religiosamente del califa de Bagdad.
Durante el Emirato Independiente (756-929) hubo muchos conflictos internos, como la famosa rebelión de Ibn Hafsun, y además los reinos cristianos del norte empezaron a presionar.
Todo cambió cuando Abderramán III se proclamó califa en el 929, rompiendo también la dependencia religiosa. El Califato de Córdoba (929-1031) fue la época de máximo esplendor: prosperidad económica, estabilidad política, auge cultural con Al-Hakam II y victorias militares con Almanzor.
Pero Almanzor se pasó de listo. Gobernó como un dictador en nombre de Hixam II, y cuando murió en 1002, sus hijos trataron de mantener el poder. La cosa acabó mal: rebeliones por todas partes y el califato se desintegró completamente.
Recuerda: Almanzor fue quien más daño hizo a los cristianos con sus aceifas, pero su dictadura acabó destruyendo el califato.