El Imperio Bizantino
Mientras Occidente se fragmentaba, el Imperio Bizantino brillaba con fuerza. El emperador Justiniano (siglo VI) fue el más importante y convirtió Constantinopla en una gran ciudad, construyendo la impresionante basílica de Santa Sofía.
El imperio era un estado teocrático donde el emperador o basileus tenía todo el poder: religioso, político y militar. La sociedad estaba jerarquizada desde esclavos hasta el emperador, pasando por campesinos, comerciantes, clero y nobleza.
Económicamente era un imperio urbano y comercial. Controlaban la ruta de la seda y vendían productos de lujo como seda, esmaltes, tapices y especias por toda la Mediterránea.
El arte bizantino fusionó elementos clásicos griegos y romanos con orientales lujosos. En arquitectura utilizaron la cúpula, la planta de cruz griega y materiales pobres como el ladrillo, pero revestidos con gran lujo.
¡Fascinante! Bizancio controló el comercio mediterráneo durante siglos gracias a su posición estratégica.