Los Nacionalismos: Unidos o Separados
El nacionalismo se convirtió en la fuerza más poderosa del siglo XIX. Una nación no era solo un territorio, sino un grupo de personas que compartían idioma, costumbres, religión y se sentían unidas.
Había dos tipos de nacionalismo: el disgregador (buscar la independencia) y el unificador (juntar territorios dispersos). Grecia fue la primera en independizarse, seguida por Serbia, Rumania, Montenegro, Bulgaria y Albania del Imperio Otomano.
Alemania en 1815 estaba dividida en 39 países agrupados en la Confederación Germánica, presidida por Austria. Prusia tenía ventaja: la revolución industrial le daba mejores fábricas, hierro y dinero. Bismarck, primer ministro de Guillermo I, aceleró la unificación mediante tres guerras estratégicas.
Primero creó una unión aduanera (1834) para comerciar sin impuestos y ganar aliados. Después vinieron las guerras: contra Dinamarca (1864) por territorios alemanes, contra Austria (1866) por el liderazgo alemán, y finalmente contra Francia por Alsacia y Lorena. Con esta última victoria, Alemania se unificó completamente.
Estrategia clave: Prusia usó la economía primero (unión aduanera) y después la fuerza militar para conseguir sus objetivos.