Las bases de la sociedad feudal
¿Te imaginas vivir en una época donde tu supervivencia dependía de la protección de un señor poderoso? Eso es exactamente lo que pasaba en la Edad Media cuando surgió el feudalismo.
Tras las invasiones bárbaras, los reyes eran demasiado débiles para proteger a su pueblo. Los campesinos tuvieron que buscar refugio con los nobles, quienes tenían ejércitos y castillos fortificados. A cambio de esta protección, los campesinos se convertían en siervos y trabajaban las tierras del señor.
El sistema funcionaba también entre nobles mediante el vasallaje. Un noble se convertía en vasallo de otro más poderoso (o del rey) prometiendo fidelidad y ayuda militar. Como recompensa, recibía un feudo o territorio para gobernar.
Los feudos se dividían en dos partes principales: la reserva señorial (tierras del señor con su castillo) y los mansos (parcelas que cultivaban los campesinos a cambio de rentas). Los señores también cobraban impuestos por usar molinos, puentes y por el paso de comerciantes.
¡Dato curioso! Los señores feudales tenían tanto poder que podían impartir justicia y cobrar impuestos como si fueran pequeños reyes en sus territorios.
La sociedad se organizaba en tres estamentos: la nobleza (guerreros que defendían), el clero (religiosos que rezaban) y los trabajadores (campesinos y artesanos que producían). Solo los dos primeros tenían privilegios como no pagar impuestos.