La Pintura que Enseñaba
La pintura románica era el Netflix de la Edad Media: entretenía y educaba al mismo tiempo. Se usaba para decorar muros y bóvedas de iglesias con colores súper vivos y líneas gruesas que resaltaban contornos, caras y ojos.
Las figuras eran jerarquizadas maˊsgrandes=maˊsimportantes, esquemáticas y completamente planas, sin paisajes de fondo. Los temas favoritos eran el Pantocrátor, los tetramorfos, la Virgen con el Niño, santos y los Reyes Magos.
Existían tres tipos principales de pintura: la pintura mural con técnica del fresco (pintar directamente sobre mortero de cal húmeda), la pintura sobre tabla con temple para altares y retablos, y las preciosas miniaturas en manuscritos y códices iluminados.
Estas obras eran fundamentales porque la mayoría de la población era analfabeta. Las iglesias se convertían en auténticos libros ilustrados donde la gente aprendía las historias sagradas solo mirando las paredes. Era arte con función súper práctica.
🎨 Flipante: Los monjes tardaban años en completar un solo códice iluminado, decorando cada letra inicial con oro y colores que brillan hasta hoy.