Del Imperio Romano al Imperio Bizantino
Todo empezó cuando el Imperio Romano entró en una crisis brutal en el siglo III. El emperador Teodosio decidió en el año 392 dividir el imperio en dos partes para poder gobernarlo mejor.
La parte occidental, con capital en Roma y gobernada por Honorio, cayó en el año 476. Pero la parte oriental, gobernada por Arcadio desde Constantinopla, siguió adelante y se convirtió en lo que conocemos como el Imperio Bizantino.
El momento de máximo esplendor llegó con el emperador Justiniano (527-565). Este tío era ambicioso y conquistó Italia, el sur de España y parte del norte de África. Su sueño era recuperar todo el antiguo Imperio Romano, pero los ataques por todos lados se lo impidieron.
¡Dato curioso! El Imperio Bizantino duró la friolera de 10 siglos, hasta que los turcos otomanos conquistaron Constantinopla en 1453.