Pensadores Ilustrados
Los grandes filósofos de la Ilustración cambiaron para siempre nuestra forma de entender la política y la sociedad.
John Locke criticó el absolutismo y defendió que el Estado surgía de un pacto social. Si los gobernantes no gobernaban justamente, el pueblo tenía derecho a cambiarlos.
Montesquieu propuso en "El espíritu de las leyes" la separación de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial debían ser independientes para evitar la tiranía.
Voltaire luchó contra el fanatismo religioso y defendió la libertad de expresión, mientras que Rousseau sostuvo en "El contrato social" que la soberanía residía en el pueblo.
La Enciclopedia de Diderot y d'Alembert fue el medio más poderoso para difundir estas ideas, recopilando todo el conocimiento de la época bajo la luz de la razón.
Importante: Aunque defendían la igualdad, muchos ilustrados no incluían a las mujeres en estos derechos, a pesar de que ellas organizaban los salones donde se debatían estas ideas.
El Despotismo Ilustrado
Algunos monarcas absolutos adoptaron ideas ilustradas sin renunciar a su poder, creando el despotismo ilustrado. Su lema era: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo".
Monarcas como Carlos III de España, Federico II de Prusia y Catalina II de Rusia promovieron reformas educativas, intentaron que nobles y clero pagaran impuestos, y llevaron a cabo desamortizaciones para que las tierras improductivas de la Iglesia pasaran al Estado.
Sin embargo, estas reformas no alteraron las bases del Antiguo Régimen, ya que el poder absoluto de los monarcas se mantuvo intacto.