El Gran Debate: Ser vs. Apariencia
El pensamiento griego dio un giro radical con Heráclito y Parménides, quienes establecieron la distinción entre ser y apariencia. Ambos sostenían que la realidad verdadera está oculta tras lo que percibimos.
Heráclito era el filósofo del cambio constante. Su famosa frase "todo fluye" resume su pensamiento: las cosas solo parecen estables, pero en realidad cambian continuamente por la lucha de opuestos. El Logos (razón universal) gobierna estos cambios, y el fuego es su principio material porque nunca para de moverse.
Parménides defendía exactamente lo contrario. Mediante pura lógica demostró que el ser debe ser uno, eterno, inmutable e imperecedero. Su razonamiento era implacable: "lo que es, es y no puede no ser; lo que no es, no es y no puede ser". Por tanto, el movimiento y la pluralidad son solo ilusiones de nuestros sentidos.
La controversia Heráclito-Parménides obligó a los filósofos posteriores a elegir: o admitir que lo sensible es irreal, o buscar nuevas explicaciones pluralistas.
Los filósofos pluralistas intentaron salvar tanto el movimiento como la lógica de Parménides. Empédocles propuso los cuatro elementos (fuego, aire, agua, tierra) movidos por el Amor y el Odio. Anaxágoras imaginó infinitas semillas organizadas por la Mente (Nous).
Los atomistas (Leucipo y Demócrito) dieron la solución más elegante: la realidad consiste en átomos indivisibles moviéndose en el vacío. Solo existen átomos y espacio vacío; todo lo demás son combinaciones temporales. El alma también está hecha de átomos, y las cualidades sensibles son subjetivas.
💡 Clave para el examen: La distinción ser/apariencia es fundamental. Heráclito ve cambio real, Parménides lo niega, y los pluralistas buscan soluciones intermedias.