Perspectivas dualistas sobre la naturaleza humana
Según Platón, el alma humana es espiritual y eterna, pero se encuentra "encarcelada" en un cuerpo material. ¿Cómo podemos conocer entonces las realidades del mundo de las ideas? Para Platón, esto es posible porque el alma vivió previamente en ese mundo ideal y, al nacer y unirse al cuerpo, puede recordar esas realidades. Su argumento principal para demostrar la inmortalidad del alma es la simplicidad: solo se disuelve lo compuesto (el cuerpo), mientras que lo simple (el alma) permanece.
Siglos después, Descartes estableció otro importante dualismo. Tras dudar metódicamente de todo (sensaciones, sueños...), llegó a una certeza indudable: "cogito ergo sum" (pienso, luego existo). Para Descartes, mente y cuerpo son sustancias distintas que interactúan a través de la glándula pineal.
En la filosofía contemporánea, autores como John Eccles y Karl Popper mantienen un dualismo interaccionista: alma y cerebro son realidades diferentes, pero existe una interacción bidireccional entre ambos. Defienden esta postura basándose en fenómenos mentales que el cerebro no puede explicar, como el carácter unitario de la experiencia o la voluntariedad de nuestras acciones.
🧠 Dato interesante: El dualismo ha sido tan influyente en nuestra cultura que aún hoy muchos de nuestros valores y concepciones éticas están impregnados de esta visión de separación entre lo corporal y lo espiritual.
Frente a estas visiones dualistas, las perspectivas monistas proponen explicaciones alternativas sobre nuestra naturaleza. Los monistas materialistas, desde los atomistas de la Antigua Grecia como Leucipo y Demócrito, consideran que la única realidad es de carácter material, incluyendo el alma humana, que estaría compuesta por átomos que se disgregan tras la muerte.