Precursores: Cirenaicos y Cínicos
Antes de las grandes escuelas, aparecieron dos movimientos que prepararon el terreno. Los cirenaicos, liderados por Aristipo y posteriormente por su hija Areta, defendían la búsqueda del placer y el rechazo de las certezas intelectuales.
Areta fue tan respetada que sus conciudadanos escribieron en su tumba: "tuvo la hermosura de Elena, la honestidad de Thirma, la pluma de Arístipo, el alma de Sócrates". ¡Una mujer que dirigió una escuela filosófica en el siglo IV a.C.!
Los cínicos, fundados por Antístenes, fueron aún más radicales. Rechazaron completamente las normas sociales y promovieron una vida autosuficiente y natural. Su nombre viene del gimnasio Kynosarges ("sepulcro de perro"), y efectivamente vivían "como perros".
Su influencia fue enorme: los cínicos inspiraron tanto el estoicismo como el escepticismo. Demostraron que se podía ser feliz sin posesiones, sin estatus social y sin seguir las reglas de la sociedad.
¡Impresionante! Los cínicos fueron los primeros "cosmopolitas" - se consideraban ciudadanos del mundo entero, no de una ciudad específica.