Los Romances: La Poesía del Pueblo
¿Te imaginas canciones que se transmitían de generación en generación sin escribirse? Eso eran los romances medievales: poemas de ocho sílabas con rima asonante que nacieron de los grandes poemas épicos.
Existían dos tipos principales: el Romancero Viejo siglosXIV−XV, de autores anónimos y transmisión oral, y el Romancero Nuevo siglosXVI−XVII, creado por autores conocidos como Lope de Vega y Quevedo. Los temas eran muy variados: desde hazañas épicas hasta historias de amor, pasando por relatos bíblicos y aventuras fronterizas.
Estos poemas utilizaban recursos muy efectivos para captar la atención: repeticiones, diálogos directos, exclamaciones y el uso de la segunda persona para involucrar al oyente. Era como el rap de la Edad Media, pero con rima asonante.
Dato curioso: Los romances épicos castellanos y franceses eran tan populares que la gente los cantaba mientras trabajaba en el campo.
El Mester de Clerecía: Literatura de los Sabios
El mester de clerecía era el "oficio de los clérigos", un conjunto de obras narrativas escritas por religiosos cultos con intención didáctica. Su objetivo era enseñar mientras entretenían, como las series educativas de hoy en día.
Las dos obras más importantes fueron los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo (siglo XIII) y el genial Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita (siglo XIV). Esta última es especialmente interesante porque mezcla lo sagrado con lo profano de manera muy atrevida para su época.
El Libro de Buen Amor cuenta las aventuras amorosas de un narrador que fracasa constantemente en sus conquistas. Después de recibir consejos de don Amor y ayuda de la Trotaconventos (una especie de celestina medieval), adopta un alter ego llamado don Melón de la Huerta para sus aventuras con doña Endrina.
Importante: La obra mezcla relatos didácticos, alegorías, sátiras misóginas y poemas religiosos, creando una estructura muy compleja pero entretenida.