La teoría celular y su desarrollo histórico representa uno de los pilares fundamentales de la biología moderna, estableciendo que todos los seres vivos están compuestos por células y que éstas son la unidad básica de la vida.
Las diferencias entre células procariotas y eucariotas son fundamentales para entender la evolución de la vida. Las células procariotas, más primitivas y simples, carecen de núcleo definido y tienen su material genético disperso en el citoplasma. Por otro lado, las células eucariotas poseen un núcleo delimitado por una membrana nuclear, además de organelos especializados como mitocondrias, aparato de Golgi y retículo endoplasmático. Esta organización más compleja permite una mayor especialización y eficiencia en sus funciones.
Las características fundamentales de organismos con vida incluyen la capacidad de autorregulación, reproducción, metabolismo y respuesta a estímulos. Los seres vivos mantienen su homeostasis a través de procesos metabólicos complejos, transformando la energía y la materia para su supervivencia. La reproducción, ya sea sexual o asexual, permite la transmisión de información genética a las siguientes generaciones, mientras que la capacidad de respuesta a estímulos externos e internos facilita la adaptación al medio ambiente. Estas características, junto con la organización celular, definen la esencia de lo que consideramos vida, desde los organismos más simples como las bacterias hasta los más complejos como los seres humanos. La comprensión de estos conceptos fundamentales nos ayuda a entender mejor cómo funcionan los sistemas biológicos y cómo han evolucionado a lo largo del tiempo.