El núcleo celular es el orgánulo más importante de las células eucariotas, actuando como centro de control que dirige todas las actividades celulares y almacena la información genética.
La estructura del núcleo celular está compuesta por varios elementos fundamentales: la envoltura nuclear (formada por dos membranas con poros), la cromatina (ADN asociado a proteínas), el nucléolo (donde se sintetizan los ribosomas) y el nucleoplasma (matriz nuclear). Esta organización permite que el núcleo cumpla sus funciones esenciales en la célula animal, incluyendo la protección del material genético, la regulación de la expresión génica y el control del ciclo celular.
Durante la división celular, ya sea por mitosis o meiosis, el núcleo experimenta cambios dramáticos. La cromatina se condensa formando cromosomas visibles, la envoltura nuclear se desintegra y el nucléolo desaparece temporalmente. Estos procesos son fundamentales para la teoría celular, que establece que todas las células provienen de células preexistentes y contienen la información hereditaria necesaria para su funcionamiento. La evolución del núcleo está relacionada con la teoría endosimbiótica, que explica el origen de las células eucariotas. El núcleo representa una de las principales diferencias entre células procariotas y eucariotas, siendo una estructura que permitió mayor complejidad y especialización celular. Las funciones del núcleo incluyen la regulación del metabolismo celular, la síntesis de proteínas, y la coordinación de los procesos de división celular, haciendo de este orgánulo un componente esencial para la vida como la conocemos.