La Poesía Trobadoresca: Orígenes y Contexto
En el norte de la península Ibérica surgió algo increíble: la poesía trobadoresca, mientras que en el centro y sur dominaba la tradición árabe. Los cristianos hablaban de conquistas militares, pero los árabes ya habían desarrollado una rica tradición poética.
Occitania, también conocida como Provença, fue el epicentro de este movimiento entre los siglos XI y XIII. Su influencia fue tan potente que cambió para siempre la literatura europea. Los nobles catalanes quedaron tan impresionados que empezaron a escribir en occitano en lugar de catalán.
Los trobadors (hombres) y trobairitz (mujeres) no solo escribían poemas, sino que los componían con melodía. Estas obras estaban pensadas para ser cantadas con acompañamiento musical, creando un espectáculo completo.
Dato curioso: En 1393 se celebraron los primeros Jocs Florals, un festival poético inspirado en el modelo de Tolosa (1324) que celebraba esta tradición trobadoresca.
Guillem de Peitieu fue el primer trobador conocido (murió en 1126), seguido por figuras importantes como Marcabrú, Pere Vidal y Bernat de Ventadorn. Entre las mujeres destaca Beatriu, la Comtessa de Dia, una de las trobairitz más reconocidas.
El amor cortés era el tema central: un código amoroso basado en las relaciones de vassallatge del sistema feudal. La cançó se convirtió en el género más importante, y los poetas usaban un senyal (nombre secreto) para ocultar la identidad real de su amada.