El teatro romántico: drama y espectáculo
El teatro romántico revolucionó completamente la escena española. Su tema central era el amor absoluto que chocaba contra las convenciones sociales. Los personajes no evolucionaban psicológicamente - eran arquetipos fijos de pasión y destino.
La escenografía se volvió espectacular: panteones, paisajes abruptos, mazmorras y montañas. No era decoración, sino que cumplía función dramática, reflejando los sentimientos de los protagonistas o el mundo hostil que los rodeaba.
Formalmente, rompieron todas las reglas clásicas. Mezclaban tragedia y comedia, verso y prosa, personajes nobles y plebeyos. No respetaban las tres unidades y los actos variaban de tres a cinco. La intriga se llenaba de elementos melodramáticos: orígenes misteriosos, reconocimientos finales, duelos y muertes.
Su finalidad era puramente emocional: conmover al espectador, hacerle reír y llorar sin pretensiones educativas.
Dato clave: El estreno de Don Álvaro o la fuerza del sino fue un escándalo que marcó el triunfo definitivo del Romanticismo en España.
El duque de Rivas creó en Don Álvaro el prototipo del héroe romántico: apasionado, destinado a la tragedia y víctima de fuerzas superiores.