El Naturalismo: Cuando el Realismo se Vuelve Científico
Émile Zola llevó el Realismo hasta sus últimas consecuencias creando el Naturalismo. Su idea era revolucionaria: tratar a los personajes como cobayas de laboratorio, estudiando cómo la herencia biológica y el ambiente social determinan su comportamiento.
Los naturalistas creían en el determinismo total. Para ellos, el ser humano no era libre: actuaba impulsado por sus genes y las presiones sociales. Esta visión pesimista eliminaba la responsabilidad individual y presentaba a personas atrapadas por fuerzas que no podían controlar.
Las novelas naturalistas se adentraban en los ambientes más sórdidos: fábricas insalubres, tabernas, prostíbulos, minas peligrosas. Los protagonistas solían ser alcohólicos, enfermos mentales, marginados... seres que obedecían a sus impulsos sin saberlo.
La técnica narrativa se volvió aún más rigurosa: observación exhaustiva, documentación precisa y reproducción exacta del lenguaje hablado. Zola llegó a trabajar en minas para escribir "Germinal" con total autenticidad.
Importante: El Naturalismo fue más allá de describir la realidad; quería demostrar las leyes científicas que rigen el comportamiento humano.