La Ilustración y el Neoclasicismo Cuando la razón cambió el arte
El siglo XVIII se conoce como el Siglo de las Luces porque la Ilustración iluminó el pensamiento europeo. Este movimiento intelectual puso la razón por encima de todo lo demás.
Los ilustrados confiaban plenamente en la ciencia y el progreso para alcanzar la felicidad. Rechazaban los dogmas religiosos tradicionales y apostaban por la tolerancia. Muchos adoptaron el deísmo, que consistía en conocer a Dios a través de la naturaleza, sin necesidad de iglesias ni revelaciones.
El Neoclasicismo fue la cara artística de todas estas ideas ilustradas. Los artistas neoclásicos tenían claro que el arte debía educar y mejorar la sociedad, no solo entretener. Para conseguirlo, siguieron modelos grecolatinos y aplicaron normas racionales muy estrictas.
¡Dato curioso! Los neoclásicos odiaban los excesos del Barroco. Preferían la claridad y el equilibrio a la decoración exagerada.
La literatura neoclásica se centró en la reflexión y la crítica social. Aparecieron todos los géneros tradicionales (lírica, narrativa, teatro) pero con una clara finalidad didáctica. También nació el ensayo, un género perfecto para reflexionar sobre cualquier tema de forma ordenada y racional.