Estructura narrativa y filosofía
La historia de Andrés Hurtado es demoledora: un joven que busca sentido a su existencia pero se topa constantemente con decepciones. Sus estudios de Medicina lo decepcionan, la realidad hospitalaria lo deprime, y los pueblos donde ejerce como médico profundizan su pesimismo característico del 98.
La novela está perfectamente estructurada en siete partes que narran la formación del protagonista y sus fracasos vitales. La cuarta parte es clave: ahí Andrés dialoga con su tío Iturrioz sobre el sentido de la vida, exponiendo la filosofía de la obra.
No es Nietzsche quien influye realmente en Baroja, sino Schopenhauer: la vida como algo cruel e incomprensible donde el fuerte aplasta al débil (darwinismo social). De ahí esa aspiración a la ataraxia, a no actuar para no sufrir.
Estilísticamente, Baroja revoluciona la narrativa: prosa antirretórica, párrafos breves, frases directas, léxico común. Mezcla descripción, humor y lirismo de forma magistral, influyendo en autores posteriores como Carmen Laforet y Eduardo Mendoza.
Dato curioso: El propio Baroja consideraba esta su mejor novela filosófica, y hasta Azorín coincidía en que resumía perfectamente el espíritu barojiano.