Al-Andalus y la Reconquista: Ocho Siglos de Convivencia y Conflicto
Al-Andalus pasó por varias etapas políticas fascinantes. Comenzó como emirato dependiente de Damasco, se convirtió en emirato independiente con Abderramán I, alcanzó su apogeo como califato de Córdoba con Abderramán III, y finalmente se fragmentó hasta quedar reducido al reino nazarí de Granada.
La sociedad andalusí era sorprendentemente diversa. Musulmanes, cristianos (mozárabes) y judíos convivían, aunque los no musulmanes pagaban impuestos especiales. Esta mezcla cultural generó un florecimiento económico basado en la agricultura de regadío, nuevos cultivos y un comercio próspero.
Los avances culturales de Al-Andalus fueron revolucionarios: el papel, la brújula, la pólvora y la numeración arábiga llegaron a Europa a través de la península. Córdoba era una de las ciudades más avanzadas del mundo medieval.
¡Increíble pero cierto! Córdoba llegó a tener más de 500.000 habitantes en el siglo X, cuando París apenas superaba los 50.000.
Mientras tanto, los reinos cristianos iniciaron la Reconquista desde pequeños núcleos de resistencia. El reino de Asturias comenzó con la victoria de Pelayo en Covadonga, y poco a poco surgieron Castilla, León, Aragón, Navarra y los condados catalanes.
La repoblación fue clave para consolidar los territorios conquistados. Los reyes cristianos utilizaron diferentes sistemas: presura (ocupación libre), repoblación municipal con fueros, y repartimientos entre nobles y órdenes militares.
En la Baja Edad Media, Castilla desarrolló un autoritarismo real con instituciones como el Consejo Real y las Audiencias, mientras Aragón mantuvo una monarquía pactista con las Cortes como contrapeso al poder real. La conquista de Navarra por Fernando el Católico en 1512 completó el mapa de lo que sería la futura España.