La evolución histórica de la Península Ibérica abarca diversos períodos y civilizaciones fundamentales para entender la España actual.
Los primeros asentamientos significativos se desarrollaron durante la Sociedad del Paleolítico, donde los pueblos nómadas establecieron las bases de la organización social. La transición hacia el Economía en el Neolítico marcó un cambio revolucionario con la aparición de la agricultura y la ganadería, permitiendo el establecimiento de comunidades permanentes. Los pueblos prerromanos como los íberos, celtas y celtíberos desarrollaron culturas distintivas, mientras que los pueblos colonizadores fenicios, griegos y cartagineses establecieron importantes enclaves comerciales en la costa mediterránea, introduciendo avances significativos en la metalurgia, la escritura y el comercio.
La península experimentó transformaciones profundas con la llegada de diferentes civilizaciones. La época de Al-Ándalus representa uno de los períodos más brillantes, caracterizado por una economía, sociedad y cultura altamente desarrollada, con sistemas de regadío avanzados, una rica producción artística y científica, y una convivencia relativamente pacífica entre diferentes culturas. La conquista musulmana de la Península Ibérica en el 711 d.C. estableció estructuras políticas como el emirato y el califato de Córdoba, que dejaron una huella indeleble en la península. Previamente, la monarquía visigoda había establecido el primer reino unificado en el territorio tras la caída del Imperio Romano, sentando las bases administrativas y culturales que influirían en los reinos cristianos posteriores. Estos períodos históricos, documentados en profundidad en los Bloques epígrafes Historia de España, constituyen el fundamento de la diversidad cultural y social de la España moderna.