El Reino Visigodo y Al-Andalus
Cuando Roma se debilitó, llegaron los pueblos bárbaros en el 409 d.C. Los visigodos vinieron como aliados de Roma para expulsarlos, pero acabaron quedándose y estableciendo su reino con capital en Toledo. Su sistema político era fascinante: monarquía electiva con los Concilios como máxima institución de poder.
Tres reyes visigodos fueron clave: Leovigildo (unificación territorial), Recaredo (unión religiosa) y Recesvinto (unión legislativa). Pero en el 711, todo cambió para siempre.
Tariq y Muza cruzaron el estrecho y vencieron a los visigodos en la batalla de Guadalete. Así comenzó Al-Andalus, que duraría casi ocho siglos (711-1492). La conquista fue rapidísima debido a la crisis del reino visigodo y la tolerancia religiosa musulmana hacia cristianos y judíos.
¡Dato fascinante! La batalla de Covadonga (722) marcó el inicio de la resistencia cristiana, mientras que en Poitiers frenaron la expansión musulmana hacia Europa.
Al-Andalus pasó por varias etapas: Emirato dependiente (711-756), Emirato independiente con Abderramán I (756-929), y el glorioso Califato de Córdoba con Abderramán III (929-1031). Córdoba se convirtió en la ciudad más importante de Occidente, aunque Almanzor marcó el inicio de la decadencia.
Los Reinos de Taifas y el Reino Nazarí
En 1031 el Califato se fragmentó en pequeños reinos de taifas. Su debilidad les obligó a pagar parias (tributos) a los cristianos para evitar ser conquistados. Cuando Alfonso VI tomó Toledo, pidieron ayuda a los almorávides del Sahara, que reunificaron Al-Andalus temporalmente.
Después llegaron los almohades, pero los cristianos los derrotaron definitivamente en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Solo sobrevivió el Reino Nazarí de Granada (1232-1492), que resistió gracias a un pacto de vasallaje con Castilla.
Los nazaríes alcanzaron su esplendor en el siglo XIV, pero las dificultades económicas y las guerras internas los debilitaron. Finalmente, Boabdil entregó Granada a los Reyes Católicos en 1492, cerrando para siempre el capítulo de Al-Andalus.
¡El final de una era! Con la caída de Granada terminaba casi ocho siglos de presencia musulmana en la península, dejando un legado cultural impresionante que aún perdura.