El Triunfo del Liberalismo
Las revoluciones liberales demostraron que era imposible volver al Antiguo Régimen. Las ideas de soberanía nacional, separación de poderes, derechos ciudadanos y monarquías constitucionales se habían convertido en fuerzas imparables.
El liberalismo político estableció que el poder debía venir del pueblo, no de Dios o la tradición. Los derechos humanos de primera generación (libertad de expresión, religión, propiedad) se convirtieron en exigencias básicas de cualquier sociedad civilizada.
Reino Unido, sin revoluciones violentas, desarrolló paralelamente el movimiento cartista, que pedía extender el derecho al voto. Mientras tanto, comenzaba a surgir también el movimiento obrero, que pronto plantearía nuevas demandas sociales.
Aunque muchas de estas revoluciones fueron aplastadas o tuvieron éxito parcial, sembraron las semillas de la Europa moderna. El parlamentarismo, las constituciones y los derechos civiles acabarían triunfando definitivamente en las revoluciones de 1848.
¡Reflexión final! Este proceso de dos siglos transformó súbditos en ciudadanos, creando las bases de nuestras democracias actuales.